S.O.S
- adrianiraca
- hace 23 horas
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Estoy pensando qué cuerda podría lanzarte yo, qué salvavidas.
Y pensando también-con el alma estrujada en un turbión de pena-en el hondo sofoco de tus aguas,
en tu esfuerzo de nadar y nadar la vida entera,
en tus ojos que buscan, como peces sonámbulos ensombrecidos de algas y de arena.
En tu cansancio,
en tu desgarradura.
Pero no tengo cuerda ni red para salvarte ni oración que conjure las tinieblas o que sirva de tabla de naufragio y ni siquiera-ahí donde me ves, cargada con mis jarcias-tengo orilla certera.
Piedad Bonnett
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